jueves, 2 de junio de 2011

Museo San Gregorio

David Valle García 1ª

Historia del Museo de San Gregorio,desde sus comienzos hasta nuestros días.

El Museo Nacional Colegio de San Gregorio, perteneciente al Ministerio de Cultura, es un museo español situado en el centro de la ciudad de Valladolid (Castilla y León). Alberga esculturas desde la Baja Edad Media hasta inicios del siglo XIX, así como un buen número de pinturas de gran calidad (Rubens, Zurbarán o Meléndez, entre otros). Es la colección escultórica española más importante de la Península y una de las más destacadas europeas de este ámbito temático. Llamado, por ello, Museo Nacional de Escultura hasta julio de 2008,1 modernizó su nombre, como otros museos, para resaltar el edificio histórico en el que se halla su núcleo expositivo. El 18 de septiembre de 2009, tras la completa remodelación de su sede principal —obra maestra de la arquitectura del siglo XV—, y la reestructuración y ampliación de su colección, abrió de nuevo sus puertas.


Historia

El Museo Nacional Colegio de San Gregorio es uno de los museos españoles más antiguos: fue fundado en octubre de 1842 como Museo Provincial de Bellas Artes. Su colección se formó con obras de arte procedentes de los conventos, suprimidos en 1836 por el régimen liberal, tal como sucedió en los países europeos cercanos, y que fueron instaladas en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid, su primera sede.
El Palacio de Santa Cruz albergó la primera colección del entonces Museo Provincial de Bellas Artes desde 1842 hasta 1933.

Debido a la calidad de los fondos custodiados —y para resaltar la riqueza de sus tallas de madera—, este museo provincial recibió en 1933 la categoría de Museo Nacional de Escultura a iniciativa de la II República, y particularmente del historiador Ricardo de Orueta, Director General de Bellas Artes, quien instaló la colección en una nueva sede: el Colegio de San Gregorio.
En el curso de su trayectoria, los fondos del Museo Nacional Colegio de San Gregorio se han venido acrecentado con donaciones y legados de particulares, depósitos y sobre todo con compras por el Estado de esculturas, y también de pinturas, dada la pluralidad de los fondos. Hoy se cuenta entre los museos europeos más originales.

Desde 1990 se ha llevado a cabo una renovación integral; partiendo del Palacio de Villena, adquirido en 1986, que se halla situado frente al Colegio. En 1998, se inició la restauración del Palacio, que concluyó pronto. Y, durante la instalación temporal de la colección en dicho Palacio, que se alargó diez años, se llevó a cabo una rehabilitación arquitectónica de la sede principal y la modernización de los equipamientos del Colegio de San Gregorio.

Los arquitectos Enrique Nieto y Fuensanta Sobejano, encargados de la ampliación del Museo, recibieron el Premio Nacional de Restauración de y Conservación de Bienes Culturales de 2007. Debido al valor singular de este edificio, a su significado histórico y a su cercanía ideológica con buena parte de los fondos que custodiaba, en julio de 2008 abandonó su tradicional nombre de Museo Nacional de Escultura para pasar a denominarse Museo Nacional Colegio de San Gregorio.

Reforma y reapertura

El 18 de septiembre de 2009 el Museo reabrió sus puertas al público. El restaurado edificio alberga desde entonces la exposición permanente bajo la nueva denominación que resalta la singularidad y belleza del antiguo Colegio de San Gregorio.

La recuperación global de esta antigua sede, la ampliación de sus espacios, la nueva presentación de su colección (más amplia que nunca), la modernización de sus equipamientos y la exposición de piezas —que cumple los requisitos de la museografía más exigente—, abren una nueva etapa en su historia. Se proyecta, entre otras cosas, el documental Fuego en Castilla, del cineasta José Val del Omar, rodado en el Colegio entre 1958 y 1960.

Se ha adecuado el Palacio de Villena para sala de exposiciones temporales: en 2010 exhibió una importante exposición internacional: Lo sagrado hecho real, y en 2011 exhibe El Museo Crece con las adquisiciones de 2005 a 2010.

Pero además este segundo edificio está diariamente en activo: acoge una parte de la administración y un Belén napolitano, utiliza una renovada sala de conferencias, dispone de una amplia biblioteca y de los talleres de restauración.

Ahora se está abordando la proyectada restauración de la Iglesia de San Benito el Viejo y del Palacio del Conde de Gondomar, ambos situados en la calle Cadenas de San Gregorio, para funciones complementarias a la del núcleo expositivo.

El Museo cuenta con estas partes:
Colegio de San Gregorio.
Este magnífico edificio se construyó a finales del siglo XV por iniciativa de Alonso de Burgos, obispo de la diócesis de Palencia y dominico confesor de los Reyes Católicos. En 1487 obtiene del prior del convento de San Pablo la cesión de la capilla del Cristo y las huertas sobre las cuales se levanta el edificio central del Museo Nacional Colegio de San Gregorio.

El Colegio se edificó entre 1488 y 1496, alrededor de un patio de dos pisos unidos con una bella escalera. Ambos presentan elementos decorativos propios del gótico tardío: motivos con yugos y flechas, hojarascas que invaden todas las superficies. El primer piso del claustro se resuelve con arcos de medio punto apeados sobre columnas helicoidales y el segundo, mediante ventanales con antepechos calados y tracerías de gran belleza, realizados en piedra. Alrededor del patio, antes se encontraban celdas, capilla y comedor.

La fachada, un retablo en piedra, incluye elementos figurativos complejos que parecen apelar a la educación y sus beneficios. Se cree ver en ella la mano de Gil de Siloé. Es una preciada muestra del estilo isabelino, en la que empiezan a apuntarse rasgos del Renacimiento. El cuerpo bajo presenta un arco carpanel que acoge la portada, que está flanqueada por esculturas de salvajes: se ha dicho que hacen el oficio de guardianes. En el segundo cuerpo se muestra esculpido el árbol de la vida, junto con varios escudos de Fray Alonso de Burgos. El escudo de los Reyes Católicos preside la fachada. La diferencia entre éste y el escudo del patio separa la fecha en que se esculpieron: una anterior, otra posterior a la toma de Granada.

La capilla, situada en el extremo sur, tiene un lugar destacado en el conjunto. Fue construida por Juan Guas, y tenía originalmente acceso tanto desde por el Colegio como a través de un portada, hoy cegada, que existe en el crucero del lado de la Epístola de la vecina iglesia de San Pablo. De estilo gótico tardío, hispanoflamenco, consta de cabecera poligonal más un tramo que hace de cuerpo de la capilla. Ambos se cubren con bóveda de crucería estrellada de piedra. A los pies de la capilla se encuentra el coro, con una pequeña tribuna para el órgano. La riqueza de esta capilla era notable, pues el retablo, construido en 1489 era de gran calidad, así como el sepulcro de Fray Alonso de Burgos en el centro de la capilla, obra de Felipe Vigarny. Ambas obras desaparecieron durante la Guerra de la Independencia.

Los colegiales tuvieron un papel fundamental en la España del siglo XVI, como mostró especialmente Marcel Bataillon en su obra mayor, Erasmo y España.

El edificio fue colegio hasta el siglo XIX, pero muy debilitado ya en sus funciones. En el siglo XX, a partir de 1933, por decisión del gobierno de la II República, se convirtió en la sede original del museo tras el traslado desde el Colegio de Santa Cruz de las piezas; hoy, tras ser remozado, es la sede principal del Museo Nacional Colegio de San Gregorio.

Palacio de Villena.
Fue construido en el siglo XVI, siguiendo la traza del edificio de Francisco de Salamanca (el arquitecto que reconstruyó la Plaza Mayor de Valladolid. Ofrece un proporcionado patio del siglo XVI, con dos pisos, arcos de medio punto apeados sobre columnas jónicas y medallones en las enjutas, al que abre la escalera principal, de tres tramos, abierta al claustro.

El edificio ha pasado de familia en familia por sucesivas herencias. Su fachada presenta un esquema horizontal con torres en los extremos, que provienen de una gran reforma del edificio efectuada a finales del siglo XIX. Sobre la portada de entrada, renacentista y con arco de medio punto, podemos observar una regia ventana con las armas del propietario. Estos dos últimos elementos datan de la primera edificación del siglo XVI y presentan gran similitud con los que podemos encontrar en el Palacio del Licenciado Butrón, también en Valladolid. Hoy alberga la Biblioteca, la sala de conferencias, los talleres de restauración, el depósito y el Belén napolitano, por lo que es edificio relevante del Museo Nacional Colegio de San Gregorio, aunque su actividad más visible se sitúe en el edificio de enfrente.

El Palacio del Conde de Gondomar, o Casa del Sol.

El Palacio del Conde de Gondomar (también conocido como Casa del Sol), fue construido hacia 1540, por el licenciado Díaz de Leguizamón. Su fachada está construida en piedra de sillería. Posee dos pisos, con grandes huecos protegidos por buenas rejas. Destaca la portada, en arco de medio punto flanqueado por dos pares de columnas corintias, con balcón encima de ella y coronada por una peineta, añadida hacia 1600, con el escudo del Conde de Gondomar y un Sol que da nombre a la casa. La decoración es de estilo plateresco, con grutescos. A los lados de la fachada aparecen sendas torres que dan rango palacial al edificio.
Fue adquirido en 1599, junto con el patronato de la capilla mayor de la iglesia de San Benito el Viejo, por don Diego de Sarmiento de Acuña (1567-1626), Conde de Gondomar. El Conde amplió el palacio para poder colocar su rica y conocida biblioteca en él. Los anaqueles con libros ocupaban por completo, hasta el techo, las paredes de cuatro grandes salas. Los libros fueron vendidos por los descendientes de don Diego a Carlos IV en 1806 y se conservan en su mayoría en la Biblioteca Nacional de España. En 1912 la casa, junta a la iglesia de San Benito el Viejo, es comprada por las Madres Oblatas, quienes permanecerán en ella hasta 1980, cuando las edificaciones son de nuevo compradas por los Padres Mercedarios Descalzos, siendo adquirido por el Estado en 1999.

Iglesia de San Benito el Viejo

De 1276 data el primer testimonio de ella. Existía como ermita, y en 1375 se convirtió en parroquia. Será en el siglo XVI cuando el templo se vincule al palacio colindante (Casa del Sol), a través de relaciones de patronazgo, en un primer momento con los propietarios iniciales, el Licenciado Sancho Díaz de Leguizamón y su mujer doña Mencía de Esquivelque, quienes, en 1540, piden permiso para rehacer la capilla mayor del templo, y dedicarla a lugar de enterramiento. El escudo nobiliario del exterior de la capilla mayor es obra de los canteros Juan de Celaya y Martín de Uriarte, labrado hacia 1601, por mandato de don Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar que había adquirido su patronato en 1599; también D. Diego encargó la reconstrucción de la iglesia, junto con una cripta bajo la capilla mayor para su enterramiento. En 1629 Francisco de Praves y Gregorio Fernández dan trazas y condiciones para construir el retablo mayor de la iglesia, que se realiza de acuerdo con ellas, aunque el retablo no ha llegado hasta hoy (desaparece a principios del siglo XIX). El templo siguió como Parroquia hasta 1812, en que fue transformado en almacén. Parte de las obras de arte que atesoraba se trasladaron a la iglesia de San Martín de esta misma ciudad, desapareciendo otras. En 1921, San Benito el Viejo volvió a abrirse al culto como capilla de las Madres Oblatas, que habitaban desde 1912 la vecina Casa del Sol. Se ha vuelto a cerrar de nuevo hace no muchos años.

Posee una sencilla nave única, de cinco tramos, con crucero de brazos cortos; el coro alto está situado en los pies. Se cubre actualmente mediante bóvedas de medio cañón con lunetos terminadas en 1939, ya que hasta mediados del siglo XVIII, su cubrición había sido mediante artesonados de madera, realizándose hacia 1750 unos cielorrasos condenando los artesonados. El estilo es el llamado clasicismo español o herreriano, si bien en las primeras décadas del siglo XX la iglesia fue reformada. En 1999 fue adquirida por el Estado, pero requiere un buen acondicionamiento, para su integración efectiva en el Museo.

Colección Disponible en el Museo

El Museo Nacional Colegio de San Gregorio expone muchas esculturas nacionales, y algunas europeas, así como algunas pinturas, que abarcan desde los siglos XIII al XIX de la Península Ibérica y los antiguos ámbitos territoriales vinculados a España (Latinoamérica, Flandes o Italia. Están presentes Bononi, Rubens, Zurbarán, Ribalta o Meléndez, pero el centro de su colección corresponde a esculturas de los siglos XV a XVII.

El recorrido a través de la colección permanente que se expone en el Colegio de San Gregorio sigue un orden histórico-temporal, que a su vez, se mezcla con una distribución temática.
Se divide en:

Siglo XV

Se exponen una serie de obras de transición al Renacimiento, realizadas en su mayoría por artistas del siglo XV como Jorge Inglés, Rodrigo Alemán o Alejo de Vahía.

Entre las obras correspondientes a esta época se encuentra La Piedad, se trata de una obra del gótico tardío que refleja el avance hacia el naturalismo emprendido por algunos focos artísticos centroeuropeos, en los inicios del siglo XV.

Al siglo XV corresponden también obras de las escuelas flamenca e hispano-flamenca como el Retablo de la vidad de la Virgen, procedente del Convento de San Franciso de Valladolid, el Retablo de San Jerónimo, obra de Jorge Inglés, la Silla de Coro de Rodrigo Alemán y las obras pictóricas de San Atanasio y San Luis de Tolosa del Maestro de San Ildefonso.

Renacimiento

Durante los primeros años del siglo XVI, conviven dentro del espíritu renacentista distintos estilos como el clasicismo italiano, la tradición flamenca y el Manierismo de Alonso Berruguete. Dentro de la colección artística de este siglo, se puede contemplar el Retablo de la Pasión de Cristo, obra de fray Rodrigo de Holanda, representativo de la estética flamenca, la Sagrada Familia, de Diego de Siloé o la Virgen con el Niño de Felipe Vigarny.

A esta época corresponde también la Sillería del Coro Bajo de San Benito el Real, contratada en 1525 para celebrar los Capítulos Generales de los benedictinos en Castilla, cuyo principal centro era el monasterio de San Benito el Real de Valladolid. Su diseño y ensamblaje fue encargado a Andrés de Nájera. El conjunto está integrado por cuarenta sitiales; de ellos treinta y cuatro corresponden a los monasterios de la Congregación y el resto a benefactores de la misma. En cada sitial figura el nombre del monasterio en su respaldo, su titular, el fundador o un personaje relacionado con el monasterio en su tablero y el escudo en el remate. El único sitial policromado es el que pertenece al monasterio de Valladolid, haciendo constar su importancia sobre los demás. La sillería baja está formada por veintiséis sitiales decorados con episodios de la vida de Cristo y la Virgen. El conjunto presenta una rica ornamentación renacentista a base de grutescos, medallones, mascarones y trofeos.

Por último, en dos espacios diferenciados del resto, se expone parte de la producción artística de los dos autores más importantes del Manierismo expresivo castellano del siglo XVI; Alonso Berruguete y Juan de Juni. Asimismo, se exponen obras de los directos discípulos de estos autores como Francisco Giralte -San 
Francisco-, Leonardo de Carrión y Diego Rodríguez -Las tentaciones de San Antonio Abad-.

La escultura del último tercio de siglo, romanista, está representada por Juan de Anchieta —San Onofre— y Pedro de la Cuadra —Redención de Cautivos—.

-Retablo de San Benito el Real

El retablo procedente de la iglesia del monasterio de San Benito el Real de Valladolid ocupa tres salas del Colegio, las antiguas aula de Artes, la cocina y el refectorio. El retablo fue encargado por el abad fray Alonso de Toro en 1526 a Alonso Berruguete y terminado en 1532. Debido a su gran volumen y la ausencia de algunas piezas el conjunto se presenta fragmentado.

En su montaje original consta de un gran cuerpo central semicircular y dos alas rectas laterales. Verticalmente se reparte en once calles y horizontalmente en dos grandes cuerpos y un banco o predela. Dentro de esta gran estructura se encuentran las figuras de bulto, relieves y pinturas siguiendo un esquema dirigido a un espectador capaz de comprender su mensaje como eran los monjes benedictinos en cuya iglesia se albergaba el conjunto.

En la calle central del retablo se disponían de arriba a abajo los temas: El Calvario, La Asunción de María y San Benito. Los elementos restantes se distribuyen en tres bancos o niveles. En el primero, se hallarían catorce esculturas representativas del Antiguo Testamento como El sacrificio de Isaac, Jacob y sus doce hijos en representación de las doce tribus de Israel. Sobre los patriarcas del Antiguo Testamento, en el segundo nivel, se hallan alusiones al Nuevo Testamento en referencia a las figuras de los doce apóstoles que rodean relieves con escenas de la infancia de Cristo: Nacimiento, Adoración de los Reyes Magos, Presentación en el templo y Huida a Egipto. En el tercer nivel, se hallan escenas de la vida de San Benito y figuras del santoral cristiano.

Destaca El entierro de Cristo. Procedente del desaparecido convento de San Francisco, desamortizado, está formado por siete esculturas de tamaño mayor que el natural, en el centro de la escena se encuentra la figura de Cristo yacente, mientras que el resto de los personajes proceden a su amortajamiento; retirando espinas, perfumando el cuerpo o limpiando las heridas.

Barroco

De la colección del Museo Nacional Colegio de San Gregorio destacan asimismo las obras de Gregorio Fernández, máximo exponente del naturalismo barroco castellano, como Paso de la Sexta Angustia y en especial el Cristo yacente.

También se exhiben obras de Alonso Cano —S. Juan Bautista, S. Jerónimo penitente—, Juan Martínez Montañés —S. Juan Evangelista—, Pedro de Mena —la destacada Magdalena penitente— o José de Mora —Virgen de la soledad—. Hay pinturas y esculturas de Pedro López de Gámiz -San José con el Niño— o Esteban Jordán —Entierro de Cristo—. Destacan además dos pinturas excepcionales, una Verónica de Francisco de Zurbarán y una tabla de Peter Paul Rubens -Demócrito y Heráclito-.
La escultura tardobarroca del siglo XVIII está representada en el Museo por Juan Alonso de Villabrille y Ron -Cabeza de San Pablo-, Francisco Salzillo -San Francisco-, Pedro de Sierra -Inmaculada-, o Luis Salvador Carmona, con varias obras entre las que descuella un Crucificado.
Además también existe hueco para:

Las Procesiones

El Museo Nacional Colegio de San Gregorio custodia y conserva buena parte de la escultura procesional de Valladolid. Como un hecho singular museístico desde 1922 accede al préstamo de varios conjuntos escultóricos a las cofradías de la Semana Santa vallisoletana. El museo acoge entre otros los pasos La elevación de la Cruz de Francisco de Rincón, Sed Tengo, y Camino del Calvario de Gregorio Fernández o El Santo Sepulcro o paso de Los Durmientes de Alonso de Rozas.
Enlaces web de interés:

http://museosangregorio.mcu.es/informacion/presentacion/index.html











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