jueves, 30 de junio de 2011

Arquitectura barroca en Valladolid


El estilo barroco se desarrolló en el siglo XVII hasta mediados del XVIII y caló profundamente en la ciudad y en todas las obras artísticas, incluso la fachada de la Universidad
Las primeras obras artísticas aparecieron en Valladolid en 1666 con el mecenazgo de los cofrades  de la cofradía de Nuestra Señora de la Pasión. De este modo se construyó la fachada de la iglesia de la Pasión. La permanencia de artistas como Berruguete, Juní, Jordán, Gregorio Fernández y sus discípulos además de los pintores de la corte de Felipe III (Rubens, Pantoja de la Cruz,…) hicieron que en Valladolid se respirase el arte. Con tanto número de artistas  se inició el nuevo movimiento y tendencia que se extendería tanto por la ciudad como por toda España, como prueba del entusiasmo que despertó es la inclusión de este estilo en todos los edificios civiles y templos que se adornaban  con las novedades que traía el arte barroco.
                        Fachada de la iglesia de la Pasión (en la actualidad museo)

Otras obras barrocas son la fachada de la Catedral de Valladolid, de Alberto de Churriguera; la iglesia de San Juan de Letrán, el colegio de San Ambrosio o el palacio de los Marqueses de Valverde.

             Fachada de la Catedral de Valladolid (la torre izquierda se desmoronó por el terremoto de Lisboa)
Pero sin duda sobresale por su belleza la fachada del edificio histórico de la Universidad de Valladolid, es la fachada civil más importante de la ciudad, permitió mostrar al resto de la ciudad el espíritu del alma mater representando su historia y sus saberes.
Sapientia aedificabit sibi domum (la sabiduría edificó su propia casa) reza el escudo de la Universidad de Valladolid, la segunda universidad más antigua de España y por lo tanto de Europa y del mundo. El recorrido de la institución educativa viene de lejos, se remonta al siglo XV. Desde entonces está en conexión con el resto de la ciudad, la mayor expresión de este afán por dejarse ver es la fachada barroca única en su especie, quizá sólo parecida a la que tiene  La Sorbona, histórica universidad de París.
El edificio situado entre la Plaza de Santa María (actual plaza de la universidad) y el Colegio de Santa Cruz siempre ha estado ahí pero con diferente aspecto comenzó como un núcleo de aulas entorno a un patio y junto a el una enorme capilla que se perdió. En el siglo XVIII se amplía el edificio pero a finales del XIX la amalgama de estructuras construidas a lo largo de los siglos son derrivadas por su mal estado y por la necesidad de ampliar las instalaciones por el aumento de los alumnos, a excepción de la fachada por su gran valor artístico.



Por su valor artístico la fachada no fue derribada como el resto del edificio pero aún sobrevivió a otro desastre: tras ser utilizado por los nacionales en la Guerra Civil, el edificio sufrió un incendio en la segunda planta. Debido a este incendio se perdió gran parte del edificio y el régimen de Franco decidió subsidiar la reconstrucción y la realización de la amplia escalera imperial, perfecta para las Asambleas estudiantiles como bromea y recuerda  Mª José Redondo, ex alumna y hoy profesora de la universidad.



 
El edificio histórico alberga actualmente la facultad de Derecho, además tiene bajo su techo el paraninfo y el valioso archivo que guarda los documentos que quedan del alma mater vallisoletana.
No todo fue arquitectura
El arte barroco no solo se representó en Valladolid en la arquitectura, se manifestó también en los retablos que cubrieron la mayoría de las iglesias y los templos, por lo que se perdieron muchas obras renacentistas e incluso anteriores que fueron cubiertas o destruidas. Los retablos siguieron la misma inspiración que los edificios, pero exagerando la ornamentación y un estilo salomónico. Sobresale el retablo de San Felipe Neri.





Iglesia de San Felipe Neri - Retablo mayor (cedida por Alberto en Flirk)
La escultura y la pintura en cambio cayeron, en este periodo, en decadencia y no se regeneró hasta el neoclasicismo. Las mejoras obras barrocas de este tipo las encontramos fueron realizadas en Madrid y desde allí se trajeron en el siglo XVIII tres lienzos del Convento de Santa Clara, son las únicas obras que destacan.
El barroco dio a la ciudad la personalidad de gran villa, que quedó grabada en las fachadas de sus edificios y en sus retablos y que gracias a su conservación aún podemos admirar.

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