jueves, 30 de junio de 2011

Los cuentos, primer encuentro de los niños con la cultura

Las nuevas generaciones dejan de saber cuentos populares y pierden parte de sus tradiciones y valores que los cuentos inculcan.
Los expertos aseguran que los cuentos consiguen transmitir a los niños valores, saberes y aprendizajes de una forma divertida para ellos. Es la primera oportunidad de los más pequeños de comenzar a formarse.
El cuento es el principal motivador para iniciar una serie de aprendizajes escolares tanto los cuentos literarios (de autor conocido y transmisión escrita) como los populares (de tradición oral, anónimos). Los cuentos serán el primer contacto de los niños con su cultura” afirma la psicóloga Cristina Reina Barrera.
Algunas de las ventajas que ofrece el cuento a nivel pedagógico son: su estructura secuencial lineal, personajes fácilmente reconocibles, formas lingüísticas que la memoria aprende sin demasiados obstáculos y estructura abierta, flexible, que permite la memorización y la transmisión. 
El escritor sevillano Antonio R. Almodóvar también se ha pronunciado al respecto: 












Ana Pelegrín señala que el cuento posee un poder inmensamente maravilloso, ya que a través del cuento todo lo que el niño conoce cobra movimiento y actúa de formas irreales, mágicas e incluso absurdas que llenan su universo mental de matices evocadores. Los cuentos, llenos de situaciones y personajes reales o fantásticos permiten al niño evocar mental y verbalmente. El poder de la palabra y el gesto del narrador les confieren una magia y un sabor indescriptibles.
Muchos profesionales de la educación ponen de manifiesto el valor de los cuentos en el desarrollo psicológico de los niños y niñas. Tienen el valor añadido de hacer la transmisión de la herencia cultural que pasa de abuelos a nietos en toda su riqueza. De forma global podemos afirmar que los cuentos tienen un gran valor educativo por todos los recursos que ofrecen. Así, el cuento:
-       Se puede emplear para el aprendizaje, para motivar otros aprendizajes y para reforzar o introducir conceptos.
-       Potencia el desarrollo afectivo y social.
-       Desarrolla la empatía o capacidad de ponerse en lugar del otro, de aceptarlo o rechazarlo según sus características.
-       Favorece la adquisición y el desarrollo del lenguaje enriqueciendo y ampliando el vocabulario de los niños, al tiempo que proporciona modelos expresivos nuevos y originales.
-       Potencia habilidades paralingüísticas, actividades para expresar a través de la entonación, del ritmo, de las pausas, del tono de la voz.
-       Facilita la estructuración de frases con producciones complejas y ordenadas.
-       Favorece la expresión y fluidez verbal, ya que se acostumbran a oír narraciones y las practican y además la comprensión, porque captan el mensaje, secuencian ideas verbalmente…
-       Estimula la observación, la atención, la memoria, la estructura temporal, la imaginación, la curiosidad y la fantasía, tan necesarias para descubrir el mundo y desarrollarse en él.
-       Contribuye a comprender e ir interiorizando formas de convivencia, valores y normas.
Consecuentemente,  los cuentos les ayudan a conocer y comprender el mundo que les rodea.
Algunos escritores se han dedicado a recoger estos cuentos tradicionales durante años como José María Domínguez Moreno que ha conseguido reunir a lo largo de unos 30 ó 40 años más de 250 cuentos populares de la Alta Extremadura, a pesar del gran número de historias recopiladas, José María comenta que “hace 12 años que no me cuentan cuentos, los padres sí sabían estas historias pero están muertos y los hijos no las saben”. José maría es el responsable de que esas historias no se hayan perdido gracias a su afición de escribir todas las leyendas, cuentos e historietas que le llegan a las manos, más bien a los oídos pues José María se nutre de historias orales de aquí y allá, algunas parecidas o idénticas pero no iguales. 



 




José maría Domíguez firmando un ejemplar de Los cuentos de Ahigal

Los cuentos de Ahigal, libro del que dice sólo ha suministrado la información y que ha sido su editor el que se ha encargado de todo lo demás, recoge algo más que cuentos, recoge el imaginario popular, la pillería digna del Lazarillo de Tormes y “moralejas más que lecciones”, pues la importancia de estos cuentos no reside en sus historias, que también, sino en las enseñanzas que nos transmiten, José María recuerda el cuento de Los siete cabritillos con un final peculiar, autóctono del norte de Extremadura. En esta versión es el lobo el que acaba lesionándose por culpa de los cabritillos.




                                                       Portada de Los cuentos de Ahigal

 
Sí realmente se está perdiendo la cultura popular y tradicional ¿podemos hacer algo? De momento José María ha decidido mantener los textos en castúo (dialecto del dialecto extremeño) como forma de preservar los cuentos como le llegaron de las personas, a las que agradece su aportación, y como forma de preservar la tradición.

Más información y páginas de interés:

Arquitectura barroca en Valladolid


El estilo barroco se desarrolló en el siglo XVII hasta mediados del XVIII y caló profundamente en la ciudad y en todas las obras artísticas, incluso la fachada de la Universidad
Las primeras obras artísticas aparecieron en Valladolid en 1666 con el mecenazgo de los cofrades  de la cofradía de Nuestra Señora de la Pasión. De este modo se construyó la fachada de la iglesia de la Pasión. La permanencia de artistas como Berruguete, Juní, Jordán, Gregorio Fernández y sus discípulos además de los pintores de la corte de Felipe III (Rubens, Pantoja de la Cruz,…) hicieron que en Valladolid se respirase el arte. Con tanto número de artistas  se inició el nuevo movimiento y tendencia que se extendería tanto por la ciudad como por toda España, como prueba del entusiasmo que despertó es la inclusión de este estilo en todos los edificios civiles y templos que se adornaban  con las novedades que traía el arte barroco.
                        Fachada de la iglesia de la Pasión (en la actualidad museo)

Otras obras barrocas son la fachada de la Catedral de Valladolid, de Alberto de Churriguera; la iglesia de San Juan de Letrán, el colegio de San Ambrosio o el palacio de los Marqueses de Valverde.

             Fachada de la Catedral de Valladolid (la torre izquierda se desmoronó por el terremoto de Lisboa)
Pero sin duda sobresale por su belleza la fachada del edificio histórico de la Universidad de Valladolid, es la fachada civil más importante de la ciudad, permitió mostrar al resto de la ciudad el espíritu del alma mater representando su historia y sus saberes.
Sapientia aedificabit sibi domum (la sabiduría edificó su propia casa) reza el escudo de la Universidad de Valladolid, la segunda universidad más antigua de España y por lo tanto de Europa y del mundo. El recorrido de la institución educativa viene de lejos, se remonta al siglo XV. Desde entonces está en conexión con el resto de la ciudad, la mayor expresión de este afán por dejarse ver es la fachada barroca única en su especie, quizá sólo parecida a la que tiene  La Sorbona, histórica universidad de París.
El edificio situado entre la Plaza de Santa María (actual plaza de la universidad) y el Colegio de Santa Cruz siempre ha estado ahí pero con diferente aspecto comenzó como un núcleo de aulas entorno a un patio y junto a el una enorme capilla que se perdió. En el siglo XVIII se amplía el edificio pero a finales del XIX la amalgama de estructuras construidas a lo largo de los siglos son derrivadas por su mal estado y por la necesidad de ampliar las instalaciones por el aumento de los alumnos, a excepción de la fachada por su gran valor artístico.



Por su valor artístico la fachada no fue derribada como el resto del edificio pero aún sobrevivió a otro desastre: tras ser utilizado por los nacionales en la Guerra Civil, el edificio sufrió un incendio en la segunda planta. Debido a este incendio se perdió gran parte del edificio y el régimen de Franco decidió subsidiar la reconstrucción y la realización de la amplia escalera imperial, perfecta para las Asambleas estudiantiles como bromea y recuerda  Mª José Redondo, ex alumna y hoy profesora de la universidad.



 
El edificio histórico alberga actualmente la facultad de Derecho, además tiene bajo su techo el paraninfo y el valioso archivo que guarda los documentos que quedan del alma mater vallisoletana.
No todo fue arquitectura
El arte barroco no solo se representó en Valladolid en la arquitectura, se manifestó también en los retablos que cubrieron la mayoría de las iglesias y los templos, por lo que se perdieron muchas obras renacentistas e incluso anteriores que fueron cubiertas o destruidas. Los retablos siguieron la misma inspiración que los edificios, pero exagerando la ornamentación y un estilo salomónico. Sobresale el retablo de San Felipe Neri.





Iglesia de San Felipe Neri - Retablo mayor (cedida por Alberto en Flirk)
La escultura y la pintura en cambio cayeron, en este periodo, en decadencia y no se regeneró hasta el neoclasicismo. Las mejoras obras barrocas de este tipo las encontramos fueron realizadas en Madrid y desde allí se trajeron en el siglo XVIII tres lienzos del Convento de Santa Clara, son las únicas obras que destacan.
El barroco dio a la ciudad la personalidad de gran villa, que quedó grabada en las fachadas de sus edificios y en sus retablos y que gracias a su conservación aún podemos admirar.